jueves, 29 de noviembre de 2007

Por los canales de Aysén


Permitidme, por favor, algunas cuestiones previas:

1ª) Hay veces que no sé quién hace los comentarios, lo que me da bastante rabia-pena (por ejemplo, ¿quién escribe sobre las cuestiones ortográficas contestando a Ana?): por favor, a no ser que realmente queráis que el comentario sea anónimo, firmad. Gracias.

2ª) Gonzalo: gracias por todas tus sugerencias de lugares a visitar. Intentaré encajarlas en mi cada vez más desorganizado viaje.

3ª) Nines: ¿qué significa la última palabra (o son siglas?) de tu comentario cumpleañero? Si es que se puede decir, claro.

4ª) Querido sobrino Carlos: para que la escena del coche te parezca más "berlanguiana", debes saber que el vehículo era lo que aquí llaman camioneta, y allí "pick-up"; una Chevrolet de 4 puertas y con una caja abierta detrás, en la que se iban depositando los respectivos equipajes, y recogiendo después bajo varios dedos de polvo.

5ª) Gracias a todos, los que hacéis comentarios y los que no. De verdad que sois una gran y hermosa compañía.

6ª) Cuando hice la reserva de la cama en el HI Hostel de Ushuaia, miré (por mirar, sin esperanzas) los posibles viajes a la Antártida en esa época, y mira por donde, había un barco, el "Explorer", que zarpaba de Ushuaia uno de los días que yo iba a estar allí. Nunca iba a estar tan cerca, ni en el espacio ni en el tiempo; eso sí, el pasaje más barato (en litera), costaba unos 3.000 euros, lo que fue suficiente para desechar cualquier tentación.

Estando allí, ví el barco, lo tuve encuadrado y enfocado con la cámara (no recuerdo si finalmente hice la foto o no me gustó), y un día ya no estaba en su amarre habitual. Con los compañeros del hostel comentamos que ya se había ido a la Antártida, hablamos de precios, de sueños, etc.

Pues bien, hoy, mientras a causa de la lluvia comía un bocadillo de lomo (¡variación!) en la habitación del "Residencial Mónica", donde tengo baño privado (¡variación!), estaba viendo las noticias en la tele y han puesto las imágenes grabadas por una pasajera del ¡¡hundimiento del "Explorer"!! ayer en aguas antárticas chilenas tras chocar contra un iceberg, a lo "Titanic" pero sin víctimas. La sensación ha sido tremenda, aunque difícil de explicar. Por lo que dice Ana, veo que el suceso ha sido noticia también en España.

7ª) Después del rollo inicial de la última entrada del blog sobre las regiones de Chile, leí un comunicado de la intendenta general de Aysén, Viviana Betancourt, de fecha de abril (aunque aquí nadie parece haberse enterado), en el que se comunica que con motivo de la creación de dos nuevas regiones -Arica Parinacota (entre las antiguas I y II) y Los Ríos (entre las antiguas X y XI)- se dejan de designar con número y sólo se utilizará el nombre

Y ahora los últimos comentarios del viaje.

El viaje en bus desde Coyhaique y Puerto Aysén se demora una hora. Pues bien, durante 50 minutos fuimos oyendo la misma canción una y otra vez, grabada no sé cómo por el conductor. A pesar del ruido del motor, al final conseguí aprenderme casi todo el fantástico estribillo:

Dios, por favor, yo te lo ruego,
echa mi amor todo al fuego,
saca este amor de mi pecho,
que no puedo más.
Este amor es un peligro,
es donde está mi castigo,
échale dios .....
trala la, la, lá.

Seguramente el chofer (acentuado en la e) está enamorado. Y seguramente eso justificaría las infracciones que, en España, le habrían dejado los puntos del carnet temblando: llevó el cinturón de seguridad puesto únicamente unos diez minutos, hizo una llamada con el celular (móvil), y envió un par de mensajes, cortó elegantemente todas las curvas a izquierdas, con o sin visibilidad, etc., y todo ello en una carreterilla local asfaltada pero sin berma (arcén), y, eso sí con un tráfico escaso. Lo más notable del viaje, además de la emoción (iba en la primera fila), el paso por la Reserva Nacional del río Simpson -a cuyo lado discurre casi toda la carretera- y el avistamiento de una docena de jotes de cabeza negra (una especie de buitres de tamaño mediano).

Llegado a Puerto Aysén, debía encontrar el barquito (lancha lo llaman) en el que supuestamente me iba a embarcar. Afortunadamente, tuve una de las ocurrencias más brillantes del viaje y fui a la oficina de la CONAF (Corporación Nacional Forestal), propietaria de la lancha, con cuyo jefe provincial había estado en contacto. La llegada no pudo ser más desconcertante: el tal jefe no estaba y nadie sabía nada de mí: eso sí, la lancha tenía previsto el zarpe a las 15 horas.

Tras una llamada telefónica de la eficiente secretaria del jefe, todo se aclaró, y previa fotocopia de pasaporte y esas cosas, fui incluido en la lista de pasaje. Uno de los trabajadores de la oficina iba a ir a llevar al cocinero y los víveres, y en un rato me llevaría a mí también al puerto del río Los Palos donde estaba atracada la embarcación.

El rato fueron 3 horas durante las cuales me leí todo lo que había en todos los tablones de la oficina, incluido el comunicado de Viviana Betancourt. Me enteré, por ejemplo, de los premios concedidos a Eduvina Troncoso y Brunilda Coliboro, de las ayudas recibidas por las asociaciones "Tierra Linda", "Las Semillitas", "El Enjambre", "Ilusiones", "Las Tortolitas", "Los Ciruelillos" o "Trineo en Flor", de la recaudación efectuada para ayudar a un compañero en apuros, etc., etc. A la una de la tarde, previo paso por la verdulería a recoger un saco de papas y unas cuantas cajas con fruta y verdura, me depositaron en el embarcadero y se fueron de nuevo a por más cosas. Paseos solitarios bajo la lluvia, subida y bajada de la lancha,...Finalmente, a las 15:45 zarpamos.

La embarcación: la "Petrel IV", lancha de madera, de 17 metros de eslora y 4,60 de manga, equipado con un motor diesel, ruidoso y humeante pero eficaz. Con capacidad para 11 pasajeros.

La tripulación: el capitán "Cheo", un motorista (de motor, no de moto), un marinero y el cocinero, José Guechia Nauto.

El motivo del viaje: llevar a un equipo de dos guardaparques y un contratado temporal para relevar al equipo similar destacado en la laguna de San Rafael desde hace veinte días.

La distancia: 254 millas naúticas, más o menos, ida y vuelta, recorriendo el primer tramo por el río, saliendo a continuación al fiordo Aysén, y virando ya al sur para navegar por el canal Costa y el estuario Elefante hasta entrar en la laguna San Rafael.

El pasaje: los dos guardaparques (Carlos y Pedro), el contratado temporal (Johnatan), y yo. A última hora fallaron dos señoras que habían recibido no sé qué premio (¿serían Eduvina y Brunilda?) y 5 chicos de Caleta Valdés que iban a viajar por un convenio entre la CONAF y educación, así que tuvimos un camarotito por barba y sólo compartimos el baño entre cuatro.

Salimos de puerto lloviendo y, nada más entrar al fiordo el mar se puso bastante agitado (lo que, mirando el mapa, parece imposible por lo resguardado y alejado del Pacífico que parece que está), tanto que, cuando después de cenar empezamos a jugar una partida de carioca (versión aparentemente inocente del continental, ya os enseñaré a los viciosos), uno de los guardaparques nos abandonó presa de tremendo mareo. He de decir aquí que dejé el pabellón patrio bien alto en lo que a cuestiones de recia marinería se refiere, aunque la paliza que me dieron al carioca fue tremebunda.

Según se va acercando la noche, el mar se calma y empieza a despejarse. Me voy a la proa, bien abrigado, a disfrutar del largo y hermoso crepúsculo, y empiezo a ver salir las primeras estrellas, al principio sólo en un hueco de cielo sin nubes entre el cielo del sur -tenebroso y amenazante- y el que tenemos encima, aún cubierto. Poco a poco, el hueco va creciendo, y en poco rato las estrellas son millones. Entre las primeras en verse, la Cruz del Sur, preciosa constelación que me hace mucha ilusión reconocer. Cuando ya está demasiado oscuro, me voy al camarotito, y me meto en la camita casi tan abrigado como estaba en cubierta: la camita está justo debajo del nivel del agua, así que la temperatura es, digamos, gélida, a pesar de las 4 mantas.

Alrededor de la una, el capitán detiene el barco al resguardo de la isla Oma, y antes de las 7 se ponen en marcha los motores de nuevo. Salto de la cama para no perderme nada y, efectivamente, al poco de salir a cubierta, aparecen 6 lobos marinos, algunos pingüinos de Magallanes (los que veíamos a miles en la lejana Península Valdés), cormoranes imperiales y yecos, y otra especie nueva de cormorán, el lile, un ave gris y blanca con patas roja. Durante la tranquila navegación por el estuario Elefante, aparecerán los petreles gigantes, las gaviotas dominicanas, austral y cahuil y, llegando al paso Quesahuen -un tremendo estrechamiento en el que hay un farito automático- 5 jotes de cabeza roja.

En este paso Quesahuen, como en la Punta Leopardo, a escasa distancia y de similares características, se producen unas corrientes enormes: el mar presenta unas zonas absolutamente lisas, bordeadas por franjas en las que el agua parece estar hirviendo y, detrás, auténticos ríos de aguas bravas en medio del mar. Antes del paso, me subo al techo de la lancha, en el que hay unos bancos, y me siento al sol buscando algo de alivio para mis viejos y doloridos huesos. Miro hacia el oeste donde, detrás de unas cuantas islas, está la inmensidad oceánica. Al poco sube Johnatan quien, de repente, me avisa "Delfines". Nos ponemos en pie, servidor cámara y prismáticos en ristre, como siempre y, cuando estamos viendo a tres pequeños delfines australes pescando en las aguas agitadas de la corriente (como un montón de gaviotas y cormoranes de varias especies), ésta agarra a la lancha y la hace virar violentamente 45º con la consiguiente escora; a punto de irnos al agua, nos agachamos en el suelo para buscar algo más de estabilidad hasta que la lancha se recupera. Al poco, aparece la cabeza del motorista para comprobar si seguimos allí.

Sin más sustos llegamos a la laguna San Rafael: el estuario Elefante termina en un estrecho río que se abre en la laguna, en cuya parte oriental desemboca el ventisquero San Rafael. Ya desde antes de entrar al río se empiezan a ver témpanos flotando, situación que, lógicamente, se acentúa al aproximarnos al ventisquero (el porqué a unos los llaman ventisqueros y a otros glaciares es algo desconocido para mí). De las formas y tonos de azul más asombrosos que podáis imaginar, son realmente bonitos.

Tras atracar algo lejos del embarcadero por aquello de la marea baja, procedemos a la descarga de las provisiones para el equipo entrante y su traslado a tierra en la barca que tienen aquí, y a cargar las cosas de los que vuelven, Lucho, Sergio y Siro, incluidos unos troncos del codiciado ciprés llevados por el agua y recogidos para hacer algunas chapuzas en casa, y un contenedor lleno de hielo de los témpanos para tomarse unas copas con los amigos, como me recomienda Nines que haga: lo siento Nines, no lo hice. Me dejan dar un paseo de una horita por tierra firme, insuficiente para acercarse al ventisquero, hacen el relevo, se explican las cosas, un gusto, buen viaje, adiós, adiós, y antes de darnos cuenta estamos dejando atrás este lugar de ensueño.

El parque nacional Laguna de San Rafael, con sus 1.742.000 hectáreas, es el segundo más grande de Chile y, en 1979 fue declarado por la UNESCO Reserva Mundial de la Biosfera. Incluye completo el Campo de Hielo Norte, de 440.000 hectáreas, mucho menor que el Sur, y tiene algunas de las mayores alturas de los Andes australes, destacando el monte San Valentín, de 4.058 metros de altura. Por cierto, dos días antes de llegar nosotros, habían llegado en avión (hay un pequeño aeródromo allí mismo) dos españoles que tienen previsto recorrer todo el Campo de Hielo y salir a Tortel, que ya conocéis, que está justo al sur del parque.

En nuestro recorrido por fiordo, canal y estuario, hemos pasado por multitud de islas, islotes y penínsulas y todas, sin excepción, están cubiertas de un espeso bosque que llega hasta la misma orilla del mar. Las especies más abundantes incluyen a 3 coigües (hasta ahora yo creía que había una sola especie), ciprés de las Guaitecas, canelo, y algunos árboles de nombre tan hermoso como tepú, luma, fuenque o tiaca, que habrá que mirar en el google a ver quienes son.

En el viaje de vuelta, veo albatros de ceja negra y más de todo lo que vimos a la ida, excepto delfines. Eso sí, ninguno de los lobos marinos son de los que se acercan a salpicar; lo digo por Mauro. Hacemos una parada a abastecer a un viejecillo que vive solitario al lado del paso Quesahuen y que por la mañana no había dado señales de vida: le dan carne, el saco de papas y algunas verduras, y embarcan otros 4 troncos y 1 salmón.

Paramos a dormir al abrigo de Punta Lynch y, ya de mañana, vemos la mole nevada del volcán Maca, y los destrozos causados por el terremoto del pasado mes de abril: tras montones de temblores pequeños desde enero, se produjo el grande el día 21; originó el desplome de trozos enteros de laderas, que parecen auténticas cicatrices, y generó una ola enorme que barrió la zona y causó 10 muertos cuyos cuerpos aún no han sido encontrados. La causa, reajustes entre las placas tectónicas Antártica, Sudamericana y de Nazca, que se juntan aquí. La zona del fiordo de Aysén, que alberga montones de salmoneras en las que se crían salmones coho y truchas arco iris, quedó arrasada, aunque las salmoneras ya están funcionando de nuevo.

Tras 48 horas de navegación, y una parada para que capitán y cocinero echen una red desde la zodiac auxiliar para intentar sin éxito pescar algo, atracamos de nuevo en el embarcadero y, como uno de los guardaparques relevado vive en Coyhaique, me traen hasta aquí, previo pago de los 100.000 pesos (100 lucas 139 euros) que me han cobrado por el viaje. Para celebrar mi cumpleaños, encuentro un hospedaje en condiciones (el primero que busqué al llegar por primera vez aquí el día 22).

Hoy, día de casi descanso dado que no para de llover, tras acercarme dando un paseo a ver el río Simpson, he comprado un billete de bus para ir a Puerto Montt (sólo tarda 21 horas, circulando básicamente por Argentina), desde donde al parecer ya todas las carreteras están asfaltadas, y desde donde iré a la isla grande de Chiloé y haré excursiones por los alrededores.

Desde alguno de esos lugares, seguiremos informando.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido hermano, te has superado en esta última narración de tu travesía, con partida de cartas incluída y sin mareo ¡un auténtico lobo de mar!.
Sigue disfrutando.
Un abrazo de Marisa y Antonio

Unknown dijo...

Jo, tío que bien me caes.

Aunque Mabel parecía tan tranquila, yo andaba un poco preocupada por no recibir noticias tuyas. Vete a saber que le puede pasar a uno cuando anda tan solito, tan lejos, y por esos andurriales.

No sé como andarás de noticias superestructurales. Pero te diré que últimamente el mundo parece gravitar en torno a ese hemisferio. Te supongo enterado del rifi-rafe entre nuestra majestad y el super jefe de los venezolanos. Otea, si puedes, al sufrido pueblo.

Por estas latitudes más de lo mismo, que si tu,que si yo, ya ni les escuchamos, bueno casi, porque hacen mucho ruido.

Los descendientes de Obelix recomponiendo el sistema de bienestar. Al menos eso parece. Siempre fueron de los "primer" de la clase.

Palestinos e isrraelies avanzan un Plan de Paz. Isrraelies y palestinos protestan contra el Plan de paz.

Segovia tan chiquitita como siempre, hace un frío que pela aunque hoy luce el sol. Inés dice que huele a navidad.

Esta tarde iremos al cine-club, despues a cenar y seguro, seguro, seguro que hablaremos un poco de ti. Hablaremos bien, no te apures, pero sólo hasta que vengas.

Agarrate fuerte, abrigate, pide más mantas cuando tengas frio, selecciona bien las compañías. Cuidate mucho y no nos olvides.
Besos. Ana.

Anónimo dijo...

Bocadillo de lomo!!!!... uhmmmmmmm!!!
Baño privado!!!.......... te estás pasando de “lujoso”, je, je.

Ya sé que es difícil competir con semejante canción, el estribillo es, en dos palabras, IM-PRESIONANTE!, pero me ha recordado (qué tiempos aquellos!) una larga noche de viaje en taxi-brousse, de regreso a la capital de Madagascar (Tana), escuchando una y otra vez (sin compasión) a Julio Iglesias cantar en francés………… y allí (algo que descubro a ti no te ocurre), los medios de transporte normales (o sea, baratos) no parten a su destino hasta que no están todas las plazas cubiertas, lo que significa que vas hasta los topes! Así que pasamos más de 14 horas disfrutando, muy juntitos todos, del disco estrella del conductor, del que estaba muy orgulloso y encantado de poder ofrecer a sus viajeros………..

Paco, cómo me río con tus relatos, y te felicito por ser un recio marinero de huesos doloridos (…… de viejos, nada……). Quién estuviera, como tu, ensimismado, contemplando el firmamento austral………….

Marta&(Edu)

Pablo dijo...

Hoy hice una travesía en barco, pasando al lado de tempanos de hielo flotando y algun que otro delfín acompañaban la embarcación durante horas. Jugué a las cartas e incluso pasé un poco de miedo cuando el barco se inclino en exceso por la corriente.....
Cuando terminé de leer tu relato no estaba muy seguro si eso había pasado de verdad o era tan sólo mi subconsciente el que te acompañaba en la destartalada caja de sardinas.
Cuando me recosté en mi silla de estudio incluso me gire sobresaltado creyendo haber escuchado la espiración de un delfín saliendo a la superficie....
Creo que tan solo cerraré los ojos, intentando aferrarme tan fuerte como pueda a tus palabras para seguir viviendo este viaje tan intenso, tan de cerca, tan contigo.
Un abrazo

FL dijo...

Impresionante Paco, fantásticas descripciones, sigo disfrutando con tu viaje, eso sí, como otro participante en este blog, con atlas al lado y el google earth, que no me entero donde estas.
Que disfrutes, animo y un abrazo
César

Anónimo dijo...

Hola "marino":

Cada semana conecto con tu blog (aunque no haya vuelto a añadir ningún comentario)y me alegra comprobar que sigues disfrutando de tu viaje, yo también a través de tus notas.
¡Muchas FELICIDADES! aunque con algunos días de retraso; tú si que sabes celebrar el cumpleaños.
Por aquí todo sigue igual, que sepas que echo de menos tus llamadas de SOS y tus amables palabras.
Un abrazo,
Mani

Anónimo dijo...

¡Ay Paco, Paco, Paco!, creo que esta resultando el viaje que tú esperabas, sigue disfrutando. Me he metido una tacada para leerte, ya que estoy bastante ocupado, pero ¡que leches! merece la pena dejar todo para sentarse delante del ordenador. Si te digo que las noches que te he leído me he ido con una sonrisa a la cama (cosa que te agradezco profundamente, pués duermo como un niño), ya que en los lugares donde he estado, los iba recordando desde tú narración y en los que no he estado, me los imagino contigo en primera persona.
Por cierto que tal esos pantalones, te funcionan, quizás con la lluvia que te está callendo se han mojado, pero no te preocupes que la falta de lavados los impermabiliza bastante.

Sigue disfrutando, salud y suerte.

María dijo...

Hola Paco, FELICIDADES unos días despues. No pude felicitarte a tiempo porque he estado toda la semana en un curso de "Urbanismo y red natura" ¿te suena?, me imagino tu envidia al saberlo... (en realidad me imagino la carcajada de desdén ante el asunto). Segun pasan los días y te voy leyendo, te noto mas integrado en el paisaje y con la gente, incluso en tu escritura se percibe el acentillo y las expresiones de la zona, habrá que oirte hablar. Segun se te lee da mas la sensacion de estar viviendo en diferido una de esas aventuras de tiempos pasados protagonizada por naturalistas locos, exactamente como tú, incluso ya te voy imaginando vestido de aquella manera con tus chorreras y eso, aunque en la imagen no cuadra mucho la lata de cerveza y el bocata de salame. ¿Como se siente uno al ser protagonista en primera persona de la aventura de cabecera de tanta gente que te sigue?¿lo has pensado?, es una responsabilidad así que continúa con el relato, que estamos ansiosos, desde el jueves son muchos dias.
Por último, he trasladado a mauro aquello de que no salpican los lobos marinos, y le ha creado mucha desazón, me ha preguntado que si alli donde tú estás tampoco salpican los pingüinos al tirarse al agua, creo que piensa que no estás en el lugar adecuado donde los animales actúan tal y como les corresponde, lo siento, desde su punto de vista donde esté Faunia... lo tuyo no es más que un parque temático. Sigue disfrutando y haciéndonos disfrutar, feliz travesía. Besos de todos.
María

Unknown dijo...

Una vez que te has creado una cuadrilla de seguidores de un tamanio respetable, que te han hecho un hueco en su rutina diaria para seguir tu periplo chileno y disfrutan con tus aventuras y pajaros de nombre estrambotico, en fin, no se si el hecho de que vuelvas va a producir entusiasmo por verte o decepcion por dejar de leerte...por mi parte te digo que escribas mucho mas que tampoco te queda tanto tiempo (o sino no te dejo volver :). uN BESO

Norberto García Hernanz dijo...

¡MIra que te dije que te llevaras el libro de la flora araucana!
Los coigües que puedes encontrar son:
Coigüe de Magallanes (Nothofagus betuloides)
Coigüe (Nothofagus Dombeyi)
Coigüe de Chiloé ( N. Nitida)
Existe otro que en algunos lugares le llaman ñirre, hualo, o reble, es el N. Antarctica.
Pués eso sigue gozando y haznos disfrutar.