domingo, 9 de diciembre de 2007

Adiós a la Patagonia


Pucón, Región de la Araucanía, provincia Cautín, comuna Pucón; 39º 16 S, 71º 58' W

Como algún/a avisado/a recordará, en una de las primeras entradas de este blog se citaba a un sabio que describía la Patagonia como aquella porción del subcontinente sudamericano que se extendía al sur del paralelo 40, entre los 2 océanos. Pues bien, como podéis ver en las coordenadas del lugar en el que me encuentro, ya estoy al norte del paralelo 40. Ayer, en algún momento de la mañana, cuando iba en el bus desde Puerto Montt a Valdivia, crucé esa línea invisible y dejé atrás el sueño patagónico que me ha acogido durante 45 días.

Después del memorable concierto, el último día en la Patagonia fue quizás el de más turista estricto: dadas las dificultades de movimiento sin vehículo propio, me apunté a una excursión para ver varias cosas cerca de Puerto Montt: Puerto Varas, a orillas del lago Llanquihue (el 2º más grande de Chile, despues del General Carrera que vimos en el viaje de Coyhaique a Tortel), la laguna Poza, la laguna Verde y los saltos del río Petrohué, estos dos últimos ya dentro del Parque Nacional Vicente Pérez Rosales.

Siendo cosas bonitas, que lo son, lo de ir a toque de trompeta y tener que parar donde quiere el guía me mola más bien poco, máxime despues de tanto tiempo de ir a mi rollo. Pero bueno, no había otra forma de hacerlo. Eso sí, me convenció para irme de Puerto Montt antes de lo previsto, porque además no hay excursiones ni siquiera organizadas al Parque Nacional Alerce Andino, que tenía interés en visitar: hay que formar un grupo, cosa complicada en mi caso.

Total, que ayer, como os decía, bus a Valdivia y, una vez allí, paseos por la ciudad, por una de las fortalezas españolas construidas en el siglo XVII (creo) para proteger la entrada a la ciudad, por el campus de la Universidad Austral, en la que por cierto busqué la facultad de Ciencias para hacerme una foto doblemente austral, sólo para encontrar un cordón policial porque la facultad se había quemado entera 5 días antes!! y están en pleno proceso de investigación.

Una de las peculiaridades de Valdivia es el mercado de pescados, moluscos y otros seres marinos de difícil ubicación taxonómica, y vegetales variados; y no sólo es peculiar por lo que se vende, si no por la presencia de una veintena de lobos marinos que andan literalmente entre las piernas de los pescaderos que limpian los peces de espaldas al río. Según cuentan los nativos, la cuestión empezó hace unos años con la aparición de un único lobo -Panchito- al que pronto le siguieron los amiguetes. Además de los lobos -de un tamaño impresionante- los pescaderos están rodeados de gaviotas cahuil (parecidas a nuestras reidoras) y cormoranes yeco (parecidos a nuestros moñudos). Los perdedores (siempre según mi informador nativo: Germán) han sido los pelícanos, que fueron corridos por los lobos hasta casi desaparecer (cuando yo estuve, había sólo uno).

La verdad es que este viaje huele a final por todas partes: ya voy a toda velocidad, acortando etapas para ver más sitios pero ya no en el plan que quería, que precisamente era hacer las cosas con calma: demasiado que ver. El caso es que esta mañana, de nuevo bus, en esta ocasión de Valdivia a Pucón, y aquí visita a uno de los lugares recomendados por Gonzalo: los ojos de Caburgua, sitio bonito .... si no hubiera estado cayendo el segundo diluvio universal, la más intensa, prolongada y ventosa lluvia de todo el viaje. Con una chica francesa, haciendo prácticas en Santiago con Amnistía Internacional, un brasileño licenciado en Relaciones Internacionales y su novia, pasamos un par de horas refugiados intentando secarnos, hasta que conseguimos agarrar el último bus al pueblo. Ahora, 3 horas después de volver, todavía estoy mojado (y todos mis pertrechos).

Mañana iré en otro bus al Parque Nacional Huerquehue (ahí sí se puede ir solo y pasear tranquilo....si no llueve!), y por la noche bus nocturno a Santiago (787 kilométros), última etapa del viaje, donde espero encontrar a algunas/os amigas/os.

Como véis, poca inspiración. Espero, desde Santiago, seguir informando.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo lo que cuentas cada día me gusta, pero de todo lo que llevas contado, que ya es mucho, lo que más me ha gustado, con diferencia, es tu descripción de la vida que 'se ve' en Castro. Será que yo soy más de personas que de aves y de paisajes, qué le voy a hacer.

A tu regreso, deberías plantearte desarrollar esta faceta tuya tan literaria, porque apuntas maneras. Somos muchos los que disfutamos con tus narraciones y por algo debe ser ¿no?

(Por cierto, aún lleva acento cuando es sinónimo de todavía)

Saludos de Ana, de la ofi, la periodista. (hago tantas aclaraciones, porque veo que 'habemos' muchas anas)

Unknown dijo...

Querido Paco

Camino de las grandes alamedas. Qué rápido se me ha pasado el tiempo. Cuando de nuevo enciendas un ordenador estarás, ya , en el Chile de mi imaginario, el que era hasta los relatos de tu viaje.

De todos los sitios donde has estado desde nuestro regreso a España, es en éste donde más desearía acompañarte. Yo también soy una sentimental.

Rebesos. Ana

Anónimo dijo...

Hola Paco, qué retraso!!! Pero, ya me he puesto al día……….

El problema: se me acumulan los comentarios……… y no es que vaya a comentar de nuevo, coincidiendo con el resto de tus lectores, lo mucho que disfrutamos con tus relatos, que también, pero no quiero dejar pasar la ocasión de añadir a tu estupenda y divertida (cuando se lee, no cuando se vive…) descripción del “estrés con interfase óptica”, el caos espantoso y la impotencia que se siente cuando además de quitarte las gafas de sol tienes que sustituirlas, irremediablemente, por otras de “ver”, que según te las pones ya están empapadas y empañadas……..

Las bandurrias que te recuerdan las cigüeñas de El Espinar………. Qué comentario tan morriñoso (¿?), y tengo que reconocer que no sabia qué eran hasta que mi docto esposo me las mostró en un libro y hoy, además, me ha enviado una foto al correo para salvar mi honor de tanta ignorancia ornitológica (es un encanto…), y sin poder evitarlo, me he imaginado la típica postal del pueblo, con bandurrias abarrotando los nidos de la iglesia……. Exótico, no?

Tu descripción de Castro, me ha encantado, los delfines paseándose casi entre los palafitos, la gente, los comercios, la vida, los perros, las tiendas, los cafés, los restaurantes, y sus anuncios….. la gente…….. si, nos podemos hacer una idea, de sus colores, su bullicio, hasta (casi) de sus olores……..

Un beso fuerte

Marta & (Edu)

Pablo dijo...

Tan sólo un fin de semana ajeno a tu blog ,por un viaje esporádico a suecia para saciar la profunda envidia que me produces, y siento que me he perdido muchísimo.
Tu descripción de Castro es, simplemente, maravillosa. Estaran de acuerdo conmigo tus demás lectores que casí pudimos acariciar con nuestros propias manos esos perros que acompañaban al hippie o oler el pescado de las cajas....
Un viaje nunca acaba, pués la vida es el viaje, simplemente piensa que es una pausa en tu viaje austral. Haz que sea un "hasta luego" y no un "adiós" pués aun te queda mucho por recorrer, y mucho por escribir para tus adictos lectores.
Te echo mucho de menos.
Un beso!!
Pablo

Unknown dijo...

Mi querido viajero : Ahora ya no sólo me une a tu blog tus maravillosas descripiones (la de gente en Castro, deliciosa) y el deseo de saber de tí en tu periplo, ahora es mi añoranza la que te sigue .. Chiloé, Puerto Mont, el lago Yanquihue, Valdivia..Todos ,lugares unidos a mi "remoto" pasado ( 16 años yá).

No te apresures,continúa como si la vuelta no estuviera próxima y el tiempo pudera dilatarse .

DISFRUTA pisando " lo que fué Santiago ensangrentado " (los jóvenes tiene que seguir estudiando), la Alameda, la Plaza de Italia con la Cordillera al fondo( en Santiago la cordillera no necesita apellido),el mercado del Mapocho,la Moneda...
Un abrazo inmenso
LUCIA