Mi Buenos Aires querido

Buenos Aires, 34º 36' S-58º 22' W

La ciudad nos sorprende con varias cosas, la primera el calor húmedo. Dicen que el calor 'recién empezó' el día que llegamos, pero desde luego ha empezado con entusiasmo.

El resto de las sorpresas podrían englobarse en el apartado de 'sociales': ¿restos de la crisis económica?: la suciedad, insólita en nuestras ciudades a estas alturas; mucha basura casi por cualquier sitio y a casi cualquier hora. El ruido del tráfico, sobre todo de los autobuses: circulan por docenas, a toda velocidad, echando grandes cantidades de humo negro y denso, y haciendo un ruido muy particular que, en la primera y desconcertada madrugada, me hizo pensar en la presencia de vencejos: se trata de unos tubos que van conectados a las ruedas y que esta tarde nos ha explicado un taxista que son para ir metiendo aire a las ruedas para que éstas conserven siempre la presión adecuada en caso de pinchazo.

Los taxistas. Hoy hemos conocido a dos para ir y volver al/del barrio de la Boca, donde, por cierto, jugaban en la Bombonera Boca contra Estudiantes (al parecer, han empatado). El primero era lacónico, aunque nos ha explicado el tema de los artilugios de las ruedas de los colectivos. El segundo era charlatán, y nos ha explicado, en un castellano de académico de la lengua, las ocupaciones de sus tres hijas: abogada, antropóloga forense y oceanógrafa, trabajando esta última para la Armada en Ushuaia y con la campaña de verano en la Antártida a tiro de piedra.

Otra de las cosas que nos han llamado la atención es la pobreza, inesperada en una ciudad como ésta: gente pidiendo por muchos sitios, tirados en cualquier parque o calle, gente mayor, adultos, jóvenes, niños pequeños solos, indigentes durmiendo envueltos en cartones y trozos de moqueta al lado de agentes que vigilan la sede del gobierno....

La presencia masiva de policías por doquier, equipados con chaleco antibalas, lo que no impidió que antesdeayer mataran a 3 de ellos aquí cerca por, según el periódico, una venganza de 'los piratas del asfalto' o 'un atentado contra la política de defensa de los derechos humanos'.

El próximo 28 hay elecciones a la presidencia y, como se puede imaginar, Buenos Aires está empapelado de rostros, muchos de ellos demasiado conocidos, que prometen el oro y el moro. Nada nuevo.

También ha habido su parte de naturaleza (en este sentido, aún no ha llegado mi hora), con un paseo por la reserva de la Costanera. Como no iba solo, he tenido que cortarme, pero aún así, he visto unas pocas decenas de especies de aves, muchas de ellas como los cisnes de cuello negro, los patos coscoroba o las gallaretas chicas (unas fochitas con escudete amarillo), con pollos. También un lagarto overo de un tamaño más que regular, cerca del metro, del que hay buenas fotos.

Muchos paseos, la Plaza de Mayo con los pañuelos pintados en el suelo, la Casa Rosada con vallas antimanifestaciones, la catedral con una pintada en una de sus columnas que dice: 'La única iglesia que ilumina es la que arde', Puerto Madero y la reconversión de un lugar industrial en crisis en zona de lujo para turistas y porteños adinerados, cambios radicales entre un barrio y el siguiente (la gente, las tiendas, la calidad del asfalto, el estado de mantenimiennto de casas y calles), manzanas enteras dedicadas a aparcamientos en superficie, el mercadillo de la plaza de Francia, el rastro de San Telmo, la señora entrada en años que se exhibe ligera de ropa para sacar unos pesos a los turistas, Caminito -500 metros de la Boca 'civilizados' para dar carnaza tanguera a esos mismos turistas que hacemos fotos ávidamente de las casas de colores-, las imágenes del Ché, Evita Perón y Maradona omnipresentes, la de Gardel algo menos, y la de Borges mucho menos, los paseadores de perros en bici, los vendedores de café en todas sus variedades transportado en termos en un carrito, los vendedores de zumo de naranja que exprimen al momento, los recogedores de cartón y rebuscadores de basura, los bonaerenses con su termo y su bombilla a cuestas, siempre dispuestos a matear, el café Tortoni, con un portero que no deja entrar a nadie si no hay mesa libre, los taxis negros con techo amarillo, los montones de teatros con obras 'ligeras', las librerías de la calle Corrientes, Telefónica, IPF, el BBVA Banco Francés, el Santander Banco del Río (creo que era así), el bife de chorizo, la colita de cuadril y los tamales norteños en 'La Cholita', el bife de lomo, la tira de asado y los sorrentinos en 'El Desnivel', las pìzzas, la cerveza Iguana, la cerveza Quilmes, en schop o en porroncito o en botella de litro, y tantas otras cosas ....

Buenos Aires, enorme, caleidoscópica como cualquier gran ciudad, no creo que debais buscarme aquí cuando me pierda. Pero tiene su encanto, y a descubrirlo nos dedicamos.