sábado, 27 de octubre de 2007

Adiós muchachos, compañeros de mi vida......


Esta entrada, con título de tango y casi una semana de retraso, llega cuando ya casi se está acabando la segunda fase del viaje, la de Península Valdés, la entrada en la Patagonia, el paraíso del observador de fauna. El problema es que andamos tan atareados detrás de ballenas francas, pingüinos magallánicos, lobos marinos de un pelo, elefantes marinos, guanacos, ñandúes petizos, etc., etc., que cuando llegamos a la civilización ya han cerrado los locutorios de internet y el trabajo se acumula. Además, parece que va ser poco probable colgar fotos: las computadoras de uso público no tienen puertos USB accesibles.

Pero bueno, nos habíamos quedado buscando los encantos de Buenos Aires, y encontrando algunos.

Los contrastes de la ciudad -y eso que sólo anduvimos por lo que llaman microcentro y poco más- no dejan de sorprendernos: de un barrio al siguiente, y aún entre calles contiguas, cambian el paisaje humano y el urbano, manteniendo, eso sí, un aire de falta de organización, de utilización poco eficaz de los recursos. Un ejemplo: la última tarde en Buenos Aires me acerqué a la sede de Aves Argentinas, la sociedad ornitológica del Plata, a comprar una guía de aves; a la calle Matheu, donde se ubica se puede ir en 20!! líneas distintas de colectivo. Seguro que hay zonas de la ciudad a las que no llega ninguno.

Viajamos y viajé en metro, comprobando una vez más que la solidaridad suele ser función inversa del nivel de ingresos: en los vagones hay bastantes personas (incluido un niño de unos cinco años) que van depositando en las piernas de los viajeros artículos de poco valor, tales como guías de la ciudad, paquetes de pañuelos de papel, juegos de agujas de coser, etc. Pues bien, los usuarios con aspecto de tener más problemas para llegar a fin de mes eran los únicos que compraban la mercancía o, simplemente, daban unas monedas o billetes.

En el barrio de Palermo más de lo mismo. Las tiendas más exclusivas y los restaurantes más lujosos están a una cuadra de los colmados de barrio y los solares convertidos en basurales. La modernidad en forma de tienda avanza comiéndose algunas áreas; sin embargo, proliferan las pintadas en las que se lee "Más escuelas y menos policía".

¿Qué protege esa policía? ¿Cambiarán algo las cosas los resultados de las elecciones de mañana? La gente con la que hablamos muestra una resignación total: dan por hecha la victoria de Cristina Kirchner y sólo piden que no roben demasiado.

Salimos de Buenos Aires tras una manifestación de mala organización: nuestro avión para Trelew tenía prevista la salida del aeropuerto de Ezeiza a las 8:10 de la mañana; cuando llegamos al aeropuerto nos dicen que el vuelo se reprogramó el 3 de agosto (habíamos comprado los billetes el 17 de julio) y que ahorá sale a las 15:30 desde el aeroparque Jorge Newbery. La cara de tontos que se nos quedó no fue pequeña: más de dos meses y medio después no nos lo habían comunicado.

Utilizamos la espera en el aeroparque para ver la inmensidad del río de la Plata, su color de selva arrastrada, algunas especies nuevas de pájaros, como churrinches y tordos renegridos y comprobar lo tremendo que puede ser aquí el verano: estábamos a 30º y con un 86% de humedad.

El avión nos llevó por encima de las provincias de Buenos Aires y Río Negro, antes de llegar a la de Chubut, la primera ya totalmente patagónica. El paisaje es completamente llano, lleno de fincas con los límites trazados con tiralíneas. La única irregularidad es la proporcionada por el agua: los ríos, afortunadamente, discurren siguiendo su trazado sinuoso habitual y hay multitud de lagunillas y tablas de agua. A pesar de que el invierno ha sido muy seco el color general es el verde. Enormes extensiones carentes de árboles y, por supuesto, de pueblos y ciudades.

Cruzamos el gran Golfo de San Matías y aparece la legendaria Península Valdés debajo del avión. Desde la altura juraría que veo una ballena franca próxima a la orilla. Aterrizamos en el aeropuerto de Trelew. Hemos llegado a la Patagonia, tierra mítica donde las haya. Por delante, cuatro días dedicados casi en exclusiva a la observación de fauna. ¡¡Patagonia!!

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Paco:

Desconocía tu habilidad para escribir y, lo cierto, es que me encanta; con la descripción que haces de esa tierra, consigues que viaje con vosotros. ¡Seguiré viajando a través de tus notas! ¡Continúa dándonos envidia!. Besos. Mani

Pablo dijo...

Es hoy ya casi una certeza que somos la familia mas internacional de la faz de la tierra, pues, como por la fecha habras podido adivinar, escribo desde alemania.
Primero sentir los inconveninetes que habeis sufrido, pero estoy seguro que esos son los que hacen un viaje especial. Que encanto tendria si todo fuera facil y sencillo? Las dificultades curten a la persona.
Lo que cuentas del metro es una pruba mas, de las miles ya existentes, de lo injusto que es este mundo, al menos hay quien no queda impasible ante tal crueldad..
Espero que disfruteis muchisimo en vuestros proximos dias de viaje, por lo que dices y como lo dices sera por alli donde empiece a buscarte si te pierdes.
Disfrutar.
Un abrazo. Os echo de menos.
Pablo.
P.S: En este teclado no hay acentos, no es que no los ponga!

Unknown dijo...

Pues que sepais que a la parte de la internacional familia dedicada a la hosteleria le dais mucha envidia con vuestros bichos patagonicos y demas. Que tal las fotos? Soportan bien las esperas tus companieros de viaje? Que disfruteis un monton. Muchos besos

Anónimo dijo...

Supongo que habrás pasado por la Libreria Austral creo recordar se llamaba, al menos cuando hayas ido a por avituallamientos a La Anónima en Madryn. Isn't it? Tenían de casi todo.
¿Ya habéis visto esas arañas como sartenes?
Abrazos
Jaime
jaime

Anónimo dijo...

Saludos españoles a los viajeros australes. Sólo decir que Tosca echa de menos a sus dueños, aunque convertida en mi sombra no vive mal.Una curiosidad: ¿cómo lleva la protectora mayor de Tosca los paisajes interminables y los bichitos variados de toda la Argentina?. Por aquí os recordamos, se trate de comer 'croquetas', exquisiteces, paseos, excursiones, comilonas, bicis,cines, exposiciones, catas de vinos.........A Pasarlo bien.Es una orden. Bsssssssssss

Unknown dijo...

Querido Paco ( y restantes y SILENCIOSOS amigos )! Que gloria leerte ! parece uno estar allí , y encima se entera de la existencia de bichos cuyo nombre ni conocía... Me imagino a mi germánico Santi al comunicaros el cambio de horario de salida de B.A...Seguro que algun nativo aprendió palabras nuevas y bien castellanas.. Y Ana y Mabel ¿ como lo llevan? Tengo mono de hablar con las chicas ...En tierras segovianas sin novedad, bueno no , la peli del cine club del viernes fue buena ,con sonrisas,y en la caña no tomamos croquetas.
Y por último noticia en clave: Hoy 2ª ITV: TAC O.K.
¿ Cuando lo celebramos? Os quiero y os echo de menos .LUCIA

Anónimo dijo...

Hola a todos, Paco pregunta por los Pumas, a ver como gestionan los ataques al ganado, igual tienen alguna idea brillante, que se pueda aplicar aquí.
¡Ah! cuidadín con las carreteras de rípio, que son muy rectas, pero derrapan mucho, son traicioneras al loro y seguir pasándolo bien.

Salud.David